Monday, June 15, 2009

Cruzada por un plan maestro peatonal para el D.F.

La verdadera alternativa para reducir el calentamiento global y las horas perdidas en los embotellamientos es convertir al peatón en pieza central del desarrollo urbano, no sólo por razones ambientales sino también como medida de salud pública para luchar contra la vida sedentaria.
En el D.F. 80% de los viajes se realizan en transporte público, se podría decir que la mayoría de sus habitantes son peatones, e incluso aquellos que son primordialmente automovilistas también son peatones en algún momento. Sin embargo, la inversión en infraestructura peatonal es mínima, en 2007 la inversión per cápita fue de 35 pesos comparada con 292 pesos en infraestructura vehicular (310 millones de pesos vs. 2,580 millones de pesos) según cifras de la Secretaría de Finanzas del D.F. La infraestructura peatonal es obsoleta, no existe un plan maestro peatonal de largo plazo, y, lo que es peor, la ciudad sigue desarrollándose teniendo como figura central el automóvil:
· Los cruceros están pobremente diseñados, no se delimita el espacio donde puede cruzar el peatón, y en muchos casos la distancia a cruzar es considerable lo que dificulta el cruce a personas de la tercera edad y discapacitados. Por ello, no extraña que el D.F. sea una de las ciudades con más muertes peatonales en el mundo, con un promedio de 9.4 personas atropelladas por cada 100 mil habitantes, muy por encima de Bogotá (4.1), Hong Kong (3.8) , Nueva York (2.2), y Singapur (2.8), de acuerdo con cifras del ITDP en 2006. En ese año murieron en la capital 861 peatones, alrededor de 2.5 muertes al día.
· No existe una cultura del respeto, el automovilista y el peatón son rivales que compiten por un espacio en la ciudad, no existe el respeto mutuo ni el respeto a las leyes de tránsito.
· La semaforización está estructurada de tal modo que garantice el flujo de los vehículos y no contempla la convivencia entre éstos y los peatones. Por ejemplo, Constituyentes se ha convertido en vía rápida para los automovilistas, marginando al peatón al uso de puentes peatonales los cuales son escasos y están a gran distancia.
· La mayoría de los puentes peatonales en zonas de alta densidad peatonal son una aberración, pues el cruce de peatones es tan constante como el de los autos. El objetivo de los puentes peatonales es garantizar el flujo de los autos eliminando la interacción entre peatones y autos, pero ¿Por qué habría de ser prioridad el auto sobre el peatón?
· Los nuevos desarrollos urbanos como Santa Fé siguen evolucionando pensando en el auto como medio único de transporte; las banquetas son prácticamente inexistentes y la vida tiene lugar en el centro comercial al que sólo se puede acceder en auto, a diferencia de colonias como Polanco o la Condesa donde la gente tiene incentivos para caminar gracias al uso de suelo mixto.

Los peatones de la ciudad de México existen por necesidad más que por gusto, y en la medida en que el ingreso per cápita siga creciendo y las facilidades para comprar un auto aumenten, es muy probable que sigamos perdiendo peatones. Es impensable lo que le sucedería a la ciudad sin sus peatones, no sólo los embotellamientos serían más caóticos sino que la ciudad perdería gran parte de su vitalidad pues ésta descansa en sus peatones. Si la ciudad está comprometida con seguir un modelo de desarrollo sustentable debe cuidar y motivar a sus peatones para que sigan caminando. Porque TODOS SOMOS PEATONES exijamos a la ciudad la creación e implementación de un Plan Maestro Peatonal que promueva la seguridad del peatón, facilite la movilidad de discapacitados y ancianos, impulse una campaña de educación vial y peatonal, mejore el diseño de los espacios peatonales, y centre el modelo de desarrollo urbano en el peatón.